Inti-Mar Paracas

FLAMENCOS EN Inti-MAR

Hacia las 9 de la mañana, el Capitán se encuentra al volante de una vieja station wagon KIA, antigua pero cómoda…enciende la radio que comenta las noticias del día. A los pocos minutos, el hartazgo de las noticias que casi exclusivamente hablan de la pandemia y de todos los males que trae consigo, lo lleva a cambiar de canal para escuchar música grabada.  Haciendo honor a su edad y a los gustos que prevalecieron en su juventud…recuerda a Dean Martín que suena con aquella vieja canción …EVERY BODY LOVES SOMEBODY SOMETIMES y mientras conduce por el desierto divisa cerca del mar numerosos puntos rosados que se aglomeran en las orillas fangosas de la bahía. Estas hermosas y exóticas aves que son los flamencos, inspiraron hace ya casi 200 años al libertador de estas tierras del Perú y a los colores de la bandera de este hermoso y postergado país. Ya llegando a San Andrés, pueblo de pescadores, reduce la velocidad pues la gente descuidadamente se cruza por el pavimento.  Algunos pescadores se aglutinan en puestos improvisados para tomar un abundante desayuno de pescado fresco con arroz y encebollado.  Sopas humeantes emergen de las ollas e invitan a la gente a sentarse en bancas alargadas en las que disonantes tertulias hacen tan características la mañana de este lugar de los trabajadores del mar. El Capitán, mirando a su alrededor no puede evitar sentir respeto y admiración por estos hombres templados por el viento y el frío. ¡Alguien dentro del tumulto alza la voz y grita…INGENIERO…!!  cuando vas a cosechar…necesito chamba.  El Capitán asiente con la cabeza ligeramente a la par que levanta la mano suavemente en afán de saludo y recuerda para sí “… cuando llegué por estos lares era más desconocido que selenita……”. Ahora, con cierto orgullo se reconforta con el saludo de la gente.

Más adelante en una esquina con la mirada fija en su celular, una esbelta mujer de mediana edad y ostentando una gorra de marino que el capitán le obsequió, con la mascarilla bien ajustada vuelve el rostro y extiende la mano para hacerse más visible a los ojos del capitán que reduce la velocidad para recogerla.  Ariana, entonces sube a la camioneta y se sienta al lado del conductor a quien de inmediato le dice…Señor Luis ya avisé a los encargados de la Reserva Nacional de Paracas sobre las personas que llegan hoy.

A lo lejos… en el camino de regreso y a orillas de la bahía, se observan abundantes puntos rosados que son los flamencos alimentándose en el cieno orgánico de la costa. Estas aves, quizás son las que mejor representan este destino que es Paracas y gozan por tanto del aprecio cultural de los pobladores locales y de los turistas en general. La pandemia y el consecuente cierre temporal de las visitas a la Reserva Nacional de Paracas, parece haber beneficiado la recuperación del hábitat de los flamencos que recientemente y con frecuencia son vistos en zonas muy cercanas al campamento Inti-MAR.

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